viernes, 26 de octubre de 2012

Amores, amores...

Hace un tiempo que no escribo. Una amiga y yo tenemos gustos muy, muy similares, y hay un chico que a ambos nos encanta. Un amigo nuestro lo conoce, y hoy me dijo: él no es gay ni bisexual. Claro, eso no me importa, porque desde un principio noté que no me notó. Más fácil habría sido decir no le gustan los hombres, o no le gustas, o es heterosexual, o le gustan sólo las mujeres, o yo qué sé. "Terminología", claro, pero se entiende lo que digo, espero. Había hablado de esto en otra entrada, sobre de que la sexualidad no dicta que le vas a gustar. Y así es.

La otra vez iba entrando a la prepa comiendo una gordita con salsa y todos los complementos, no muy decente que digamos. De la nada una chica se me acercó y me dijo que me quería presentar a un chico, que enseguida se echó a correr. Ok, no digo que soy un griego super atractivo, porque todos le gustamos a alguien en diferentes niveles y lo expresamos con formas muy distintas. Pero... me sacó de onda, ¡vaya! que no me ha pasado algo así tan así, en el sentido de que es un chico y que le encanto, según las palabras de su amiga. En cierta forma me dio ternura, y una especie de curiosidad. Con que el chico no me empiece a hablar por medio de alguna ridícula red social, tiene oportunidad.

Aunque por otro lado hay un chico, que no entraré en detalles, pero pues es alguien que me gustaría conocer más y ver cuál es su rollo.

Recuerdo también un pensamiento que tuve hace un tiempo, y que pensé que sería difícil de expresar pero lo intentaré. Venía, si mal no recuerdo, con una amiga platicando del chico que le gusta a ella. Recordé la heterofobia de una amiga lesbiana, que seguramente habría formulado un comentario como: no entiendo cómo te gustan los del otro sexo. Pero la amiga con la que venía le gustan los chicos, entonces mentalmente respondí a ese comentario en el sentido de está bien que te gusten los hombres, somos guapísimos todos. Es como decir tienes buenos gustos porque te gustan los hombres. Y esto lo pensé invariablemente de su sexo, pues, como ya vimos con ejemplos de gustos musicales, sólo son gustos.